Las úlceras por presión son un problema frecuente en personas con poca movilidad que pasan mucho tiempo en la cama o sentados. Tanto si eres cuidador como paciente, te interesará el post de esta semana, en el que te contamos por qué ocurren y lo importante que es prevenir su aparición.
Las úlceras por presión (también llamadas de decúbito o escaras) son lesiones de la piel que aparecen por permanecer mucho tiempo en la misma posición, sobre todo en las zonas donde los huesos están cerca de la piel (talones, caderas, zona del sacro…). Por tanto, suelen padecerlas las personas que pasan mucho tiempo en la cama, sillón o incluso en una silla de ruedas. La continua presión contra el colchón o la silla reduce o impide el flujo de sangre hacia esas zonas de la piel y, como consecuencia, el tejido muere (necrosis) y se forma una herida o úlcera.
Es un problema muy frecuente que casi todos los enfermos padecen al final de la 2º etapa cuando empieza a aparecer la rigidez y los problemas de movilidad y sobre todo en la 3º etapa cuando la persona ya ha perdido completamente la movilidad y la sensibilidad.
El problema de falta de movilidad es la principal razón, pero suelen añadirse otras causas:
- poca o nula realización de cambios posturales, se recomienda cambiar de posición a la persona cada 3 o 4 horas.
- dieta inadecuada, si los tejidos no reciben los nutrientes necesarios se vuelven más frágiles.
- incontinencia que incrementa el riesgo de sufrir escaras por añadir el componente de la humedad
- falta de higiene que provoca que el sudor y los restos de orina o excrementos irriten la piel ya débil de los ancianos
¿Donde se producen principalmente las escaras o úlceras por presión?
Las escaras suelen producirse en las articulaciones en las que el hueso presiona con mayor fuerza los tejidos.

La región glútea se lleva el 50% de las ulceras por presión:
La segunda zona que más se ulcera, con el 35% de las veces son los talones ya que soportan el peso de toda la pierna.
El 10% de las veces aparecen en la nuca y en la zona occipital de la cabeza debido al peso de la misma.
Y el otro 5% suele aparecer en la zona de los hombros coincidiendo con las prominencias oseas de los homoplatos.
Otras ulceras que se ven con cierta frecuencia en personas encamadas son las orejas (condrodermatitis), las rodillas o los codos.
Estadios de las escaras o úlceras por presión
A medida que las células mueren empieza a provocarse una lesión que se va agravando con el tiempo si no se toman medidas

Estadio 1
Aparece enrojecimiento o eritema, la piel esta todavía íntegra, pero este enrojecimiento no palidece al presionar; en pieles oscuras, puede presentar tonos rojos, azules o morados.
Pueden manifestarse cambios en la temperatura de la piel (caliente o fría), en la consistencia del tejido (edema, endurecimiento) o el enfermo puede decirnos que nota dolor o escozor
Estadio 2
Pérdida parcial del grosor de la piel que afecta a la epidermis, dermis o ambas. Ulcera o herida superficial que tiene aspecto de abrasión, ampolla o cráter superficial.
Estadio 3
Pérdida total del grosor de la piel y lesión o necrosis del tejido subcutáneo, que puede extenderse hacia dentro como un pequeño cráter pero que no se extiende hacia los laterales, solo en la zona donde se está recibiendo la presión.
Estadio 4
Pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa, necrosis del tejidos que pueden llegar a lesiones en el músculo, tendones o hueso.
Aquí ya se aprecian claramente lesiones con cavernas, tunelizaciones o trayectos sinuosos.
Si no hemos podido detectar la escara en la fase 1 y vemos que la zona está en fase 2 o superior es importante contactar lo antes posible con el médico o con los enfermeros del centro de salud para que vean al enfermo o envíen a los servicios de atención domiciliaria.
Son lesiones que hay que desbridar (eliminar tejido necrótico), lavados con suero, pomadas para prevención de infecciones, apósitos específicos, etc. No lo puede hacer una persona que no sea profesional.
Una vez que aparece una úlcera de este tipo es bastante difícil de curar, por lo que su prevención es especialmente importante. Vamos a ver ahora qué podemos hacer para evitar que le ocurra esto a las personas a nuestro cuidado o a nosotros mismos si estamos mucho tiempo en la misma postura.
1. Cuidado de la piel
La piel tiene que estar siempre limpia y seca, sobre todo en las zonas expuestas a la presión, ya que la humedad favorece la aparición de úlceras. Por lo tanto, procura secarla bien tras el aseo, cambia los pañales a menudo si el paciente los necesita y cuida también que el sudor transpire con las prendas adecuadas. Pregunta en tu farmacia por las cremas protectoras o barrera para aplicarlas en las zonas más propensas a la humedad.
El uso de cremas hidratantes es recomendable; la piel es más frágil cuando está deshidratada. El alcohol y las colonias que lo contienen pueden resecar la piel, así que es mejor evitarlos, al igual que los polvos de talco.
Los masajes deben ser circulares, suaves y sin presión en las zonas de riesgo. En las extremidades debemos empezar siempre por las zonas distales, es decir por las manos o los pies e irnos acercando poco a poco hacia el tronco.
Se pueden aprovechar los momentos de cambios posturales o cambios de pañal para lubricar la piel.
Para el estadio I de ulceras, cuando la piel esta enrojecida pero aun esta íntegra, nosotros trabajamos y recomendamos desde hace tiempo las cremas y aceites de Addermis u otros.
La crema y el aceite hidratan, nutren y regeneran la piel, además:
- El oxido de Zinc hace un efecto barrera y repele las agresiones químicas que provocan la orina y las heces o las agresiones físicas como el roce de las sabanas
- El extracto de Aloe tiene propiedades calmantes y nutritivas
- La grosellera negra evita la deshidratación y aporta los ácidos grasos esenciales y oxigenados (Omega-3 y Omega-6) que tienen propiedades antiinflamatorias
Tanto crema como aceite se pueden aplicar sobre piel sana o enrojecida, pero no sobre heridas o úlceras ya abiertas.
Dentro de la gama de Addermis están también las toallas y las manoplas que se usan para limpieza, pero con mayor efecto calmante, hidratante y protector.
Otras opciones muy utilizadas y también muy recomendadas por médicos y enfermeros son las soluciones de ácidos grasos hiperoxigenados. Estos ácidos grasos se aplican solo en las zonas de piel enrojecida, no son para masajear todo el cuerpo, y actúan principalmente acelerando la regeneración de la piel y aumentando la resistencia capilar.
Las marcas más conocidas son el Corpitol, que se presenta como pulverizador o como aerosol
2. Revisión diaria
Todos los días hay que hacer un examen completo de la piel, prestando especial atención a las zonas más susceptibles de formación de úlceras: talones, tobillos, rodillas, caderas, espalda (es muy frecuente la ulceración en la zona del cóccix y/o sacro), codos, hombros, cabeza y orejas.
Las úlceras aparecen al principio como puntos enrojecidos u oscuros, piel caliente y esponjosa (o bien endurecida) y erosiones. Si encuentras alguno de estos signos y no disminuye en unos días, acude a un profesional de la salud para que empiece con el tratamiento.
3. Alimentación
Cuidar la alimentación asegurándonos de un correcto aporte de calorías y proteínas, así como vitaminas y minerales. Si la persona no es capaz de comer por si misma o por algún otro motivo no quiere comer consultar con el médico para que os un suplemento hiperproteico adecuado (están financiados por la Seguridad Social).
4. Alivio de la presión
Como hemos comentado, la continua presión en una zona de la piel es la causante de la formación de úlceras. Por este motivo, es importante el cambio de posición del paciente cada 2 horas aproximadamente.
Te pueden servir relojes como este para realizar los cambios.

Si el paciente está en una silla de ruedas, es beneficioso ir cambiando el peso cada 15-20 minutos, inclinándose a uno y otro lado alternativamente.
5. Ayudas técnicas
Además, son muy recomendables las ayudas técnicas disponibles en farmacias y ortopedias. Se trata de dispositivos que reparten la presión homogéneamente, como colchones y cojines antiescaras de viscoelástica o de aire. Algunos incluso están automatizados y contienen celdas independientes que se hinchan y deshinchan de forma periódica.
Existen también productos que descargan la presión en zonas concretas como taloneras, botas, almohadas especiales para rodillas, etc. Pregunta en tu farmacia u ortopedia; ellos te asesorarán sobre las mejores opciones en tu caso.
Cojines antiescaras
El fin de un cojín es hundirse más en las zonas con prominencias óseas para que las zonas de presión se repartan y hagan una superficie de apoyo más amplia, es decir, al sentarnos el cojín debe coger la forma de nuestro cuerpo y repartir la presión sobre toda la superficie de apoyo.
El cojín a elegir según la valoración del riesgo que hayamos sacado antes es:
Riesgo bajo –Bastara con un cojín viscoelástico de baja densidad o uno de flotación liquida económico.
Riesgo medio – cojín viscoelástico de alta densidad, cojín de flotación liquida o silicona.

Riesgo alto – cojines de viscoelástica y gel, silicona 100% grado medico y sobre todo que sean cojines con forma anatómica para que posicionen bien al paciente.

Riesgo muy alto – cojines de celdas de aire independientes, son los que mejor reparten la presión y se pueden anular celdas si ya hay alguna ulcera. Cojín de aire con compresor que haga alternancia y reparta las presiones.

Colchones antiescaras.
Para un riesgo bajo de ulceras por presión es suficiente con un colchón viscoelastico que reparta la presión cuando el paciente está tumbado, pero si el riesgo empieza a elevarse hay que poner un colchón de aire.
Los colchones de aire se componen de diferentes celdas o tubos y van conectados a un compresor que está enchufado a la corriente eléctrica y que realizan una alternancia, es decir, van hinchando y deshinchando las diferentes celdas o tubos del colchón y así van cambiando los puntos sobre los que descansa el paciente.
Se regula la presión de hinchado en función del peso de cada persona y han de estar constantemente trabajando (si el paciente esta tumbado). Pueden trabajar las 24 horas del dia si es necesario o se apagan cuando se tiene a la persona levantada y se vuelven a poner en marcha 5-10 minutos antes de volverla a tumbar en la cama.

Para un riesgo medio tenemos el clásico colchón de burbujas de 5cm. de grosor o los colchones de tubos más sencillos que tienen 12cm. de grosor
Los colchones de tubos están fabricados en nylon que es un material más transpirable por lo que los considero más adecuados.
Para riesgo alto o muy alto los mas adecuados son los colchones de tubos de 12cm. que incorporan además microporos de ventilación, es decir, tienen pequeñas perforaciones que sueltan aire y ayudan a que la piel respire. Son el Armony 500 o el Sensitive 500, el Sensitive tiene además un compresor digital que es mas silencioso y ajusta mejor la presión.

Hay también colchones de 20cm. de grosor pero están más indicados para personas muy obesas o muy delgadas, es decir, con riesgo muy alto acentuado por su problema de peso.
Cojines posturales y posicionadores para la cama
Este tipo de productos son siempre un complemento a un buen colchón antiescaras y suele emplearse principalmente en personas que están permanentemente encamadas, bien para realizar cambios posturales o bien para corregir vicios de posicionamiento.
Aunque esto se puede hacer también con almohadones de forma casera, los cojines poscionadores para cama están compuestos de micro partículas de poliestireno ligeras que son como pequeñas bolitas que se adaptan muy bien a la forma del cuerpo sobre los que se apoyan. Además son transpirables e impermeables.
Destaco aquí los cojines en forma de cuña que se ponen debajo del gemelo para dejar el talon en alto o el cojin en forma de media luna para descargar la zona de los hombros.
El cojín cilíndrico sirve un poco para todo, desde poner entre las piernas en personas que duermen de lado para evitar las ulceras en los tobillos o las rodillas o bien para elevar liegramente los talones si se pone a la altura de los tobillos.
El cojín en forma de S o Decubitus es un cojín muy largo, mide 170cm. y nos ayudara a lateralizar al paciente apoyando la cabeza, todo el lateral del tronco y las piernas.
Y por último el cojín cilíndrico combinado con un cojín medio-flotador nos ayudara a conseguir la posición semi fowler que es con las piernas ligeramente elevadas en la zona de la rodilla. Una posición muy comoda y confortable para el paciente que evita el deslizamiento y descarga la zona sacra y los talones.
Botas y taloneras antiescaras
Las clásicas taloneras antiescaras lo que buscan es poner mayor mullido rodeando al talón para que así la zona quede más acolchada y para eso se utilizan taloneras de borreguito, de lana o de fibras sintéticas.
Quiero destacar las taloneras y las botas completas de lana natural. Aunque normalmente asociemos la lana como un tejido que da calor, este tipo de productos pueden usarse perfectamente en verano ya que, además de servir como mullido, la lana transpira y deja circular el aire para que el pie este siempre seco.

Si el talón ya esta ulcerado entonces será recomendable poner alguna bota o talonera de suspensión o bien un cojín de micro bolas con forma de cuña que veíamos antes. De lo que se trata es de que la pierna se eleve un poco y el talón quede en el aire sin ninguna presión.

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By FRL
