¿ASTENIA PRIMAVERAL?

La astenia primaveral es una sensación de debilidad y falta de vitalidad generalizada, tanto física como intelectual, que reduce la capacidad para trabajar e incluso realizar las tareas más sencillas.

Curiosamente, no aparece después de realizar un gran esfuerzo, como sería lo normal, sino que se manifiesta cuando desarrollamos aquellas actividades que marcan nuestro día a día, incluso las más sencillas. Es más, la astenia puede manifestarse de forma constante, sin que se haya realizado ningún tipo de esfuerzo. Es más frecuente en las mujeres que en los hombres.

Factores como el cambio de horario, el aumento de temperatura, los cambios de presión atmosférica y humedad, las horas de luz o la alergia al polen, provocan en el organismo un proceso de adaptación al medio que no sobrepasa las dos semanas de duración, durante el cual las personas pueden presentar síntomas como la fatiga, la somnolencia diurna, la dificultad en la concentración, la falta de apetito ó el aturdimiento.

Los síntomas más frecuentes son: alteración del estado general, fatiga intelectual con dificultad de concentración y trastornos de la memoria, trastornos del sueño y alteraciones del apetito.

Se presenta especialmente entre los 20 y los 50 años, y afecta más a mujeres que a hombres. A veces es síntoma de otras enfermedades como la depresión o la anemia.

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TIPOS y CAUSAS

Las causas son muy diversas:

Orgánica

Se presenta si hay deficiencias nutricionales y enfermedades de base metabólicas, endocrinas, neuromusculares, infecciosas, cardíacas, hematológicas, renales, digestivas y pulmonares. El reposo físico suele proporcionar una ligera mejoría.

Psicógena

Está asociada a trastornos depresivos, cuadros de ansiedad o estrés. Se presenta de forma paulatina e imprecisa con una evolución intermitente. Los síntomas suelen ser más intensos por la mañana y el reposo físico no proporciona mejoría.

La astenia llamada primaveral  es la que afecta a un mayor número de personas. Todas ellas presentan claros síntomas de fatiga durante esta estación. Las causas de este fenómeno no se conocen con exactitud pero se cree que pueden estar relacionadas con el cambio de climatológico o, en las personas propensas, con los procesos alérgicos tan frecuentes en esta época del año.

Este tipo de astenia, de carácter leve, da lugar a síntomas poco alarmantes y de corta duración, remitiendo normalmente al cabo de unos días sin precisar tratamiento alguno. En el caso de no desaparecer en pocas semanas, lo más conveniente es acudir al médico para obtener un diagnóstico preciso.

Cuando la astenia no tiene una causa orgánica conocida -ya que en este caso hay que tratar la enfermedad que la ocasiona- hay que intentar aliviar o disminuir sus síntomas.

En un cuadro de astenia es posible apreciar tres tipos de alteraciones, que pueden aparecer aislada o conjuntamente y que son el resultado de la respuesta orgánica ante factores patogénicos. Estas alteraciones son:

  • Balance nitrogenado negativo, por aumento de la lipólisis (se queman las grasas), glucolisis (se queman azúcares).
  • Pérdida de peso , porque se produce anorexia
  • Alteración del estado de ánimo.

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Etiología

Existen muchas causas que pueden desencadenar astenia. Entre ellas cabe destacar el estrés prolongado y grave, la actividad física excesiva, el insomnio, la ansiedad y la depresión y también los hábitos nutricionales incorrectos o deficitarios.

Por otro lado, la percepción de la astenia o de la fatiga resulta muy subjetiva. La fatiga se siente con relación al tiempo dedicado al trabajo con umbrales distintos para cada individuo, de forma similar a lo que sucede con la percepción del dolor.

Puede estar asosiada a otras patologías como sería el caso de personas alérgicas o que padecen ciertas alteraciones respiratorias no diagnosticadas porque tienen niveles subclínicos del trastorno, lo que explica esa sensación subjetiva de astenia coincidente con el cambio estacional.

Síndrome de fatiga crónica

Hay un grupo de pacientes cuya astenia tiene un origen desconocido. En estos casos se habla del síndrome de fatiga crónica (SFC). Esta patología suele afectar a personas previamente sanas de todas las edades, aunque principalmente a adultos relativamente jóvenes, sobre todo a mujeres.

Su diagnóstico es complicado, ya que no existen pruebas o análisis específicos para el diagnóstico. Esta circunstancia explica que sólo esté diagnosticado un 10% de los enfermos. Sin embargo, sí existen unos criterios clasificados en mayores y menores que pueden ayudar al facultativo. Así, entre los criterios mayores se encuentra padecer durante más de seis meses una fatiga persistente o recidivante que no se resuelve con reposo en cama y es lo suficientemente importante como para reducir en un 50% por ciento la capacidad para realizar las labores habituales.

Entre los criterios menores destacan presentar síntomas nueropsicobiológicos (fotofobia, escotomas visuales transitorios, olvidos, irritabilidad excesiva, confusión, dificultad para pensar, incapacidad para concentrarse o depresión), tener dolores musculares o debilidad muscular, cefaleas, febrícula, algias en las adenopatías de las cadenas ganglionares cervicales o axilares y trastornos del sueño.

Este problema se sitúa entre los más comunes en atención primaria junto al dolor de garganta, los catarros, el dolor en el pecho, el dolor abdominal, los vértigos y las jaquecas.

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Medidas higiénicas ante la astenia

Algunas medidas sencillas para aliviar las molestias asociadas a la astenia pueden ser:

  • Mantener unos horarios regulares de sueño y vigilia;
  • Tomar cenas ligeras al menos dos horas antes de acostarse para que la digestión no interfiera en el sueño
  • Realizar ejercicio físico moderado
  • Seguir una dieta equilibrada y variada con frutas y verduras, ricas en vitaminas y minerales.

Astenia y nutrición

Es necesario llevar a cabo una revisión exhaustiva de la alimentación. Una nutrición adecuada permitirá al organismo obtener de los alimentos los nutrientes necesarios para estimular el sistema inmunitario y combatir la astenia. La dieta debe cumplir dos premisas: ser variada y equilibrada. En este sentido, conviene tener en cuenta las siguientes pautas:

Vitaminas y minerales

Son nutrientes que participan en funciones diversas de los sistemas nervioso e inmunitario y cuya deficiencia tiene una relación directa con la astenia. En conjunto, la dieta puede ser marcadamente vegetariana, aunque sin obviar los alimentos de origen animal. Abundarán las frutas, las ensaladas y las verduras combinadas con farináceos (arroz, pasta, legumbre, patatas…) o como ingrediente de los platos de carne, pescado o huevos.

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Orden en la alimentación

En el transcurso del día, las comidas deben mantener un ritmo y un orden. Se deben distribuir las ingestas en cinco, sin pasar más de cuatro horas entre una a otra: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.

El desayuno debe aportar energía suficiente (25% del aporte calórico total diario). Los alimentos como el pan o derivados (galletas, cereales, pan tostado, de molde…) serán preferentemente integrales, porque aportan más fibra y mayor densidad nutritiva. La fruta fresca rica en vitamina C compensa parte de las necesidades aumentadas de este nutriente (naranja, piña, kiwi).

Las cenas serán más ligeras y se tomarán al menos dos horas antes de acostarse, para que la digestión no interfiera con el sueño, y éste pueda ser reparador. Una cena a base de un caldo vegetal, una ensalada completa junto con un postre constituye una alternativa saludable para varios días.

Alimentos fuera de las comidas

Entre horas, se puede optar por alimentos de mayor densidad en vitaminas y minerales: frutas diversas, zumos de frutas, frutos secos, bocadillos, macedonia de frutas o yogur.

Verduras y hortalizas

Las comidas y las cenas estarán marcadas por la abundancia de verduras y hortalizas.

Comenzar las comidas por un caldo vegetal, un puré de verduras o una ensalada variada es una buena elección. Los alimentos proteicos (carnes, pescados o huevos) no deben faltar al menos una vez al día y pueden ser el complemento de una comida o una cena equilibrada. Se puede preparar una sabrosa, exquisita y nutritiva ensalada a base de: hojas de lechugas diversas, escarola, endivias, espinacas, canónigos, cebolla, pepino, zanahoria, remolacha, tomate, espárragos, vegetales germinados… Con gran variedad de hortalizas y verduras, se aumenta la riqueza nutritiva, y esto se traduce en mayor vitalidad y energía. Como ingredientes del aliño, la levadura de cerveza, las semillas de sésamo u otros complementos dietéticos, además de enriquecer en vitaminas y minerales los platos, proporcionan agradables sabores.

La fruta es el postre idóneo para comidas y cenas.

Conviene no abusar del café. Son preferibles las infusiones digestivas o relajantes.

Hidratación

Una óptima hidratación favorece la función renal y digestiva, así como la eliminación de toxinas. Disponer de una botella de agua en un lugar fresco y bien visible es la mejor forma de obligarse a tomar la cantidad de agua necesaria. Esto se puede complementar con infusiones, zumos de hortalizas y frutas.

Suplementos vitamínicos

El mejor consejo y el primero que hay que dar a una persona que acude a la farmacia solicitando vitaminas o minerales porque se siente cansada o apática es que ingiera los micronutrientes necesarios a través de una dieta equilibrada, ya que los alimentos son la mejor fuente de la energía que necesita el organismo.

Siguiendo la pirámide nutricional, se debe insistir en la ingestión diaria de tres raciones de fruta y de dos a tres de verdura y evitar el exceso de grasas y de hidratos de carbono refinados.

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Consejos desde la farmacia

  • Realizar una dieta variada, basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales.
  • Emplear, en caso necesario, algunas plantas medicinales que ayudan a reforzar la inmunidad (equinácea, eleuterococo, tomillo, escaramujo, ajo, hojas de grosellero negro, espino amarillo…).
  • Adoptar estilos de vida saludables. Dormir el suficiente número de horas favorece el correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensas.
  • La práctica de la actividad física es importante.
  • Aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés, ya que éste es uno de los principales enemigos de nuestro sistema inmunitario.
  • Cuando la dieta no es equilibrada, existe la posibilidad de recurrir al empleo de suplementos dietéticos bajo la prescripción de un profesional, teniendo en cuenta que al mismo tiempo se deben mejorar progresivamente los hábitos alimentarios.

 

Déficit de hierro

La deficiencia de hierro es la carencia nutricional más frecuente en el mundo y provoca anemia. Una alimentación inadecuada o las hemorragias son las causas principales. Son susceptibles de padecer anemia las embarazadas, ya que deben suministrar una gran cantidad de hierro al feto, las adolescentes en proceso de crecimiento que comienzan a menstruar y los individuos que siguen dietas que excluyen la carne. Los síntomas incluyen palidez, uñas con forma de cuchara (una deformidad en la que las uñas son delgadas y cóncavas), debilidad con disminución de la función muscular y alteraciones en la conducta cognitiva.

La atención farmacéutica en estos pacientes debe dirigirse no sólo a explicarles cómo y cuándo deben tomar los suplementos de hierro prescritos por el médico sino también a recordarles la importancia de tomar vitamina C, ya que favorece la absorción del hierro. Así, se les puede aconsejar que junto al comprimido (o la ampolla, según la forma farmacéutica) tomen un zumo de naranja natural.

Déficit de cinc

Del cinc es importante destacar que actúa como reforzador muscular y del sistema inmunitario, por eso los niveles bajos de este mineral provocan astenia.

El cinc aumenta la función motriz, cognitiva y psicosocial, sobre todo en la pubertad. Y es que una suplementación de la dieta con 20 miligramos de cinc cinco días a la semana, durante un período de entre 10 y 12 semanas, eleva el rendimiento intelectual en adolescentes de entre 12 y 13 años.

Asesoramiento sobre suplementos vitamínicos

Déficit de vitaminas y minerales

Si por alguna razón fuera imposible cumplir con las ingestas recomendadas y no se pudiera seguir una dieta óptima, entonces cabe recurrir a los suplementos vitamínicos y minerales, cuyo consumo debe estar limitado a unos meses. Antes de consumir estos productos es muy aconsejable recabar el consejo de profesionales de la salud

Además de un buen asesoramiento sobre hábitos saludables y dietas equilibradas, en las farmacias se pueden encontrar diferentes productos que ayudan a aliviar los síntomas de la astenia. Existen medicamentos tónicos y reconstituyentes con leve acción estimulante, preparados de acción antidepresiva y complejos vitamínicos, minerales y aminoácidos que pueden ser eficaces en momentos puntuales. Generalmente, se presentan en forma de ampollas bebibles, cápsulas, comprimidos, grageas, sobres, gotas y jarabes.

Los reconstituyentes y los suplementos podrían recomendarse en situaciones de estrés laboral que motive un cansancio excesivo, personas que estén siguiendo dietas vegetarianas muy estrictas (aunque en estos casos habría que hacer un estudio dietético) o deportistas.

Entre ellos se encuentran complementos como la jalea real, los preparados a base de polen y la levadura de cerveza, y los suplementos de vitaminas, minerales y aminoácidos. Estos productos regulan el organismo y operan como una dosis extra de energía que ayuda al cuerpo a funcionar a pleno rendimiento, tanto físico como intelectual. Ayudan a que nuestro cuerpo obtenga todos los nutrientes que necesita para el correcto desarrollo de todas sus funciones.

Hipervitaminosis

En el caso de las vitaminas hidrosolubles (C y complejo B), si se consumen en exceso, pueden ser eliminadas por el riñón y no suelen presentar problemas de toxicidad; en cambio, no ocurre lo mismo con las liposolubles (A, D, K y E), más tóxicas, puesto que las cantidades sobrantes se almacenan en el hígado y el tejido adiposo.

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Tratamiento farmacológico de la astenia

En el caso de la fitoterapia, las plantas más útiles para el tratamiento de la astenia son el ginseng y el eleuterococo.

El ginseng  de origen coreano tiene acción estimulante aumenta la resistencia al cansancio aunque no aporta vitaminas ni minerales. Su uso está contraindicado en embarazo, hipertensión arterial y edad avanzada. Se usa en cuadros de fatiga, estrés y agotamiento físico e intelectual.

El eleuterococo está indicado en agotamiento físico, mental y astenia.

Hay otras plantas con un efecto más excitante que tonificante porque contienen cafeína –hojas de mate y de nuez de cola, guaraná, café o té pero cuyo uso no se recomienda a largo plazo.

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By FRL