
ALERGIA A ÁCAROS
Los ácaros viven en el polvo doméstico y se alimentan fundamentalmente de las escamas humanas. Dentro del hogar, se acumulan fundamentalmente en alfombras, tapicerías, edredones, almohadas, colchones y, en general, en todos los materiales textiles incluyendo juguetes de peluche y la ropa.
Su desarrollo y propagación depende de la humedad relativa y de la temperatura. Las condiciones óptimas se dan a temperaturas entre 20-30ºC y humedad relativa entre 65-80% (por debajo del 50% no pueden vivir). Este tipo de clima es habitual en nuestro entorno- durante gran parte del año.
Por orden de frecuencia y de gravedad, en primer lugar pueden producir una rinitis o rinoconjuntivitis que se manifiesta por picor de nariz y ojos, secreción nasal acuosa, estornudos, nariz taponada, etc.
En segundo lugar, asma bronquial. No hay que olvidar que un 80 % de todos los asmáticos lo son por causa alérgica. El asma puede manifestarse inicialmente con una tos seca, fundamentalmente desencadenada por ejercicio, risa o humo de tabaco.
Más tarde surge dificultad para respirar, ruidos torácicos (pitidos o silbidos), sensación de opresión en el pecho. También puede manifestarse únicamente al realizar esfuerzos, por ejemplo subir escaleras, obligándonos a detenernos porque nos falta aire.

Los síntomas más habituales son:
- Secreción nasal
- Estornudos
- Tos seca
- Dificultad para respirar
- Ruidos torácicos
- Opresión en el pecho
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
El diagnóstico se realiza mediante un test cutáneo muy sencillo: se aplican, sobre la piel del brazo, gotas que contienen una cantidad conocida del alérgeno al que podemos ser sensibles; posteriormente, se atraviesan con una mínima lanceta hasta perforar la piel y se observa la reacción a los 15-20 minutos.
Además, es posible realizar análisis de sangre para cuantificar de una forma más precisa y demostrar la presencia de anticuerpos específicos frente a ese alérgeno.
TRATAMIENTO
La medicación resulta muy eficaz en el tratamiento de síntomas:
- Antihistamínicos; ahora también disponibles en colirios y gotas nasales.
Es importante saber que todos estos tratamientos mejoran y controlan los síntomas, pero no curan la alergia. Hoy en día sólo hay un tratamiento que puede inducir una tolerancia al alérgeno: se trata de la inmunoterapia (vacunas).
La inmunoterapia consiste en inyecciones de dosis mínimas del alérgeno repetidas durante un período de 3 a 5 años. Al cabo de ese tiempo, la vacuna consigue en un alto porcentaje de personas que nuestro organismo deje de reconocer esa sustancia como dañina y, por lo tanto, no se produzca la reacción alérgica. Como existe el riesgo de reacciones alérgicas, aunque es menor del 5%, se administra en las Unidades de Inmunoterapia, formadas por personal médico que tienen la experiencia suficiente para el manejo de estos tratamientos.
ALERGIA A FÁRMACOS
Los medicamentos son capaces de provocar reacciones adversas de todo tipo, no solo alérgicas. Además, con frecuencia se achaca al fármaco la causa de síntomas muy diversos, que pueden confundirse con una reacción alérgica, pero que están provocados por una causa coincidente.
Las reacciones alérgicas a los medicamentos son reacciones impredecibles de distinta gravedad, algunas de riesgo vital. Cualquier medicamento puede ocasionar reacciones alérgicas.
Entre los medicamentos que con mayor frecuencia causan reacciones alérgicas se encuentran los antibióticos, la aspirina y otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los contrastes yodados para radiología, los anticonvulsivantes, ciertos antihipertensivos, colirios y hormonas, e incluso, de forma excepcional, los corticoides.

Los síntomas más habituales son:
- erupciones en la piel, siendo las más frecuentes la urticaria (habones o ronchas)
Puede tratarse de reacciones con compromiso de la vida (anafilaxia) o reacciones cutáneas graves (síndromes de escaldadura y otros).
Lo normal es que los síntomas o las lesiones en la piel desaparecen pocas horas después de la retirada del medicamento, aunque, dependiendo del tipo de reacción, también puede darse el caso de que persistan días o semanas.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
La única prueba definitiva para descartar alergia al fármaco es la prueba de provocación o tolerancia, que consiste en administrar el fármaco a la dosis habitual y comprobar la buena tolerancia por parte del paciente.
La técnica del test de activación de basófilos permite investigar en el laboratorio la alergia a una gran cantidad de medicamentos (al menos todos aquellos que están disponibles en un vial para su administración parenteral).
La gran ventaja que ofrece consiste en la posibilidad de detectar in vitro alergias prácticamente a cualquier medicamento, lo que lo convierte en un buen complemento a las pruebas cutáneas. Además, constituye una herramienta muy útil a la hora de decidir cuándo realizar un test de tolerancia a un fármaco.
TRATAMIENTO
El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas y prevenir una reacción grave. Los más utilizados:
Se debe evitar el fármaco desencadenante y otros medicamentos similares.
Si resulta imprescindible un medicamento al que una persona es alérgica se puede realizar una desensibilización o inducción de tolerancia.
La desensibilización consiste en administrar a un paciente el fármaco al que es alérgico.
Al inicio de la desensibilización, se administran dosis ínfimas del fármaco, que se van incrementando muy lentamente de forma continua hasta llegar a la dosis completa.
ALERGIA A HONGOS
Los hongos son alérgenos de los que se habla poco y, sin embargo, son altamente alergénicos, afectan sobre todo a niños y no son fáciles de eliminar.
Los principales géneros de hongos causantes de alergia son Alternaria, Aspergillus, Cladosporium y Penicillium.
Las esporas fúngicas se encuentran en el aire en concentraciones muy superiores a las de los pólenes y en muchos casos son más pequeñas que los granos de polen, pudiendo alcanzar así más fácilmente el tracto respiratorio inferior y producir asma.
Están presentes en la atmósfera a lo largo de todo el año, pero comienzan a concentrarse en cantidades más elevadas en los meses de primavera y muy altas en verano. A diferencia del polen, las esporas de los hongos aumentan o disminuyen cuando se dan determinadas condiciones climáticas.
Los factores que favorecen el crecimiento de los hongos son la humedad, la oscuridad y el acúmulo de polvo y materiales orgánicos.

Los síntomas más habituales son:
- Picor de nariz y ojos y garganta
- Lagrimeo
- Ojos enrojecidos
- Secreción nasal (rinorrea)
- Estornudos
- Tos seca
- Dificultad para respirar (pitos, silbidos)
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
El diagnóstico de alergia a hongos puede ser difícil de realizar, no está definida la fuente original sensibilizante de los hongos (micelios, esporas o sus metabolitos), por lo que no está claro cómo se deben producir los extractos con actividad antigénica ni los métodos más adecuados para su estandarización.
TRATAMIENTO
El tratamiento de los enfermos con patología respiratoria producida por alergia a hongos, al igual que la causada por otros aero-alérgenos, se basa en tres pilares fundamentales que se complementan:
- Medidas preventivas. La primera medida es evitar que los pacientes tengan contacto con esporas de hongos.
- Tratamiento farmacológico. Se pueden dividir en fármacos antiinflamatorios (corticoides, cromonas y antileucotrienos) y broncodilatadores. La indicación de uno u otro de estos fármacos dependerá de la gravedad de la enfermedad.
- Inmunoterapia. Es hoy por hoy el único tratamiento de la causa de las enfermedades alérgicas respiratorias mediadas por anticuerpos IgE específicos. En el momento actual contamos con una nueva vía para la inmunoterapia, especialmente útil en niños, que consiste en aplicar gotas debajo de la lengua. Se evitan así los pinchazos y puede ser aplicada en casa. Para una correcta prescripción de una inmunoterapia es imprescindible acudir al alergólogo.
ALERGIA A LA LECHE
La alergia a la leche, como alimento básico que es, tienen una repercusión importante en la calidad de vida de los pacientes afectados, dada su presencia en multitud de alimentos elaborados y en gran cantidad de productos cocinados.
La recomendación inicial es suprimir este alimento de la dieta pero esto conlleva que sean muchos los alimentos que no pueden consumirse.
El tratamiento de desensibilización alimentaria o inducción a la tolerancia oral de la proteína de leche de vaca consigue en aproximadamente 3-4 meses, que el paciente puede consumir un vaso (200 ml) de leche al día.
En algunos pacientes, en donde la sensibilidad a la leche no es muy elevada, se puede realizar una desensibilización exprés y en menos de 7 días se consigue la tolerancia.
Todo ello realizado en las unidades de alergología.
En niños pequeños, la alergia a la leche puede desaparecer de manera espontánea, pero en un 20% de los casos, la alergia persiste.
Cuando la alergia a la leche comienza en la edad adulta es mucho más difícil que desaparezca y puede durar ya toda la vida.

Los síntomas más habituales son:
Los síntomas de la alergia a la leche pueden ser muy variados, desde molestias leves tras la ingestión hasta reacciones alérgicas graves.
El cuadro clínico puede ocurrir tras el primer contacto o ir apareciendo de manera paulatina e ir aumentando tras el consumo repetido de alimentos que contengan leche o trazas de leche.
- Picor en boca, paladar y faringe.
- Ronchas y habones por la piel: urticaria
- Angioedema
- Rinitis y/o conjuntivitis
- Dificultad respiratoria
- Crisis de asma
Pueden aparecer de manera más tardía vómitos, dolor abdominal, náuseas, y diarrea.
En los casos más graves se puede desarrollar un shock anafiláctico, viéndose comprometida la vida del paciente.
La alergia a la leche es distinta que la intolerancia a la lactosa, en la primera existe una respuesta inmunitaria del organismo, en la intolerancia existe un déficit de enzimas capaces de digerir este componente, lo que causa los síntomas, predominantemente digestivos.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
El diagnóstico se realiza mediante un test cutáneo (prick test) muy sencillo: se aplica sobre la piel del brazo gotas que contienen una cantidad conocida del alergeno causante de la alergia a la leche. El fundamento de esta técnica es reproducir en la piel la reacción que presentamos en otras partes del organismo.
Además, es posible realizar análisis de sangre, con lo que de una forma más precisa podemos cuantificar y demostrar la presencia de Ig E específica frente a estas proteínas.
A veces, hay que realizar una prueba de provocación, que consiste en observar bajo control médico la reacción que se produce tras la ingesta del alimento.
TRATAMIENTO
La primera medida y más eficaz es evitar el contacto con el alérgeno.
La leche y los productos lácteos se encuentran en muchos alimentos. Las formas más obvias son la nata, yogures, quesos, mantequilla, helados, etc. pero pueden estar también ocultos en otros alimentos, por lo que es recomendable leer detenidamente las etiquetas de estos productos.
Esto se complementa con educación al paciente y su familia para enseñarles a evitar el contacto con este alimento y aprender a actuar frente a reacción alérgicas graves.
ALERGIA AL HUEVO
La alergia al huevo es la causa más frecuente de alergia alimentaria en los niños. La clara del huevo causa reacciones alérgicas más frecuentemente que la yema, porque contiene el ovomucoide, proteína causante de la reacción alérgica del huevo que además presenta mayor resistencia al calor. También es conocido que el huevo cocido causa menos reacciones alérgicas que el huevo crudo.
La recomendación inicial es suprimir este alimento de la dieta pero esto conlleva que sean muchos los alimentos que no pueden consumirse. Como en el caso de la leche se usa también la desensibilización alimentaria, se consigue en unos 2 meses, que el paciente pueda consumir un huevo frito o tortilla 3 veces por semana.

Los síntomas más habituales son:
La primera manifestación clínica de la alergia al huevo puede aparecer a cualquier edad pero es cierto que es más frecuente en los dos primeros años de vida, normalmente coincidiendo con la introducción del huevo en la dieta del niño.
Los síntomas dependerán de si la reacción alérgica está mediada o no por la Ig E. Si está mediada por Ig E el comienzo de los síntomas suele ser rápido, en las siguientes horas tras la ingestión del huevo, manifestándose:
- Picor en boca y paladar
- Ronchas y habones por la piel: urticaria
- Rinitis y/o conjuntivitis
- Tos
- Dificultad respiratoria
- Crisis de asma
Este tratamiento precisa que en todo momento, el personal sanitario controle de manera muy cercana este proceso para evitar reacciones alérgicas importantes.
Esto se complementa con educación al paciente y su familia para enseñarles a evitar el contacto con este alimento y aprender a actuar frente a reacción alérgicas graves.
ALERGIA AL POLEN
El polen fue uno de los primeros alérgenos en descubrirse y sus síntomas se llamaron “fiebre del heno”
Es una reacción de nuestro organismo que percibe como nociva una sustancia (alérgeno) que en realidad no lo es. Este contacto pone en marcha una respuesta inmunológica exagerada que se manifiesta en diferentes órganos del cuerpo. Esta alergia tiene un marcado carácter estacional.
Los pólenes, cuando absorben humedad, aumentan de tamaño y se convierten en granos tan pesados que pierden su facultad de ser aerotransportados. Esta es la causa de que, para los pacientes alérgicos, los días de lluvia sean los mejores. Por el contrario, los días de ventosos, son los peores.

Los síntomas más habituales son:
- Congestión nasal
- Rinorrea (aumento de mucosidad nasal)
- Estornudos
- Lagrimeo y enrojecimiento de los ojos
- Tos seca
- Pítidos en el pecho al respirar
- Dificultad respiratoria
CAUSAS
- Los granos de polen, que son partículas microscópicas de plantas, son los alérgenos que producen más síntomas alérgicos. Existen tres tipos de polen alergénicos: de gramíneas, de árboles y de malezas.
- En general, los árboles polinizan desde febrero hasta abril; las gramíneas, en mayo y junio; y, las malezas, desde abril o mayo a septiembre.
- Se considera que a partir de 50 granos de polen por metro cúbico pueden producirse manifestaciones de síntomas alérgicos.
- Los pólenes que más frecuentemente causan la RINITIS ALÉRGICA son: abedul, álamo, olmo, roble, olivo, chopo, gramíneas y arbustos. El polen de la hierba (aparece preferentemente en verano) es más propenso a causar alergia porque pesa muy poco y es fácilmente transportado largas distancias por el viento.
- En cambio, el polen de la mayor parte de los árboles (aparece preferentemente en primavera) es más pesado, sedimenta con rapidez y hay que estar bastante cerca del árbol para inhalarlo.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
TRATAMIENTO
- La primera medida es la prevención evitando la exposición al alérgeno, pero evitar el polen es extremadamente difícil.
- Por tanto, se tratan los síntomas con antihistamínicos por vía oral o tópica, preferiblemente los de segunda generación por su baja acción sedante. Son efectivos para disminuir el picor, los estornudos y la rinorrea. Los descongestionantes nasales también son eficaces y en muchas ocasiones sirven para prevenir la aparición de los síntomas.
- Los pacientes, además, deberán seguir unas medidas preventivas.
- En ocasiones, si los anteriores tratamientos no son eficaces o el paciente tiene una alergia a alguna sustancia en concreto, se puede tratar la causa con las vacunas para la alergia (inmunoterapia), para modificar o suprimir la respuesta alérgica y así disminuir la intensidad de las reacciones alérgicas.

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By FRL
