El servicio de fragilidad es una atención especializada para identificar, evaluar y manejar la fragilidad, un síndrome geriátrico que implica un estado de vulnerabilidad física y funcional, principalmente en personas mayores, caracterizado por una disminución de la reserva fisiológica y un mayor riesgo de eventos adversos como discapacidad, hospitalización y mortalidad. Su objetivo es mejorar la calidad de vida del paciente a través de intervenciones multidisciplinares, como el ejercicio físico, la nutrición y el control de las enfermedades crónicas, para promover un envejecimiento más saludable
